A los 50… ¡no hay resignación que valga!
El otro día tuve una conversación interesante con uno de mis buenos amigos de 50, de mis amigos “senior” como yo los llamo (por no decir “maduros”). Y bueno… es una persona muy inquieta. Le encantan cosas “curiosas”. Le gusta la medicina oriental, es un apasionado de libros de yoga, tai-chi, zen… e incluso hay…