Empezaba el año deseando un feliz año de transformación y… realmente, la “transformación” y el “cambio” está en boca de todos. Empiezo el 2018 con un cambio de look en el blog, con un nuevo reto profesional que me permite estar mucho más cerca de la “transformación en las organizaciones” y compartiendo algunas reflexiones sobre aprender en esta era digital.
Lo que está claro es que, hoy día, el acceso al conocimiento no es un problema. El conocimiento ya no es poder y cualquier persona puede acceder a la última noticia, al último avance académico, gracias a las redes sociales. Hay infinidad de cursos online, que puedes hacer desde casa, Ted Talks sobre cualquier tema, vídeos en Youtube con los mejores profesores…. la comunicación constante y a toda hora ha contribuido a la democratización del conocimiento.
El acceso al conocimiento desde cualquier lugar y en cualquier momento ha contribuido a su democratización… y por tanto, la información ya no es poder.
Y por tanto, ante tantísima cantidad de información, ¿cómo decidir qué información “es la buena”? ¿cómo escoger bien?. Ésta es la primera dificultad.
Y el segundo “problema”, es… ¿y luego, cómo implemento YO lo que acabo de aprender?… Porque, ya sé cómo motivar personas pero… ¿Cómo motivo YO a mi subordinado, el que no quiere trabajar? – aquí empiezan las dudas y la desesperación. Para esto, creo que el futuro del aprendizaje pasa por la personalización de la experiencia de aprendizaje. Si “YO” tengo que saber hacer mejor algo… ¿dónde esta MI reto? ¿cuál es mi dificultad real ante ese tema? ¿por qué me cuesta tanto cambiar?
Esas preguntas son las que de verdad necesitan respuestas. No se trata de hacer más cursos online, ni de apuntarse al mejor programa de desarrollo de liderazgo, ni al más caro… se trata de aprender desde mi propia perspectiva, analizando mis retos y mis puntos fuertes. Por tanto, una vez conocida la teoría (accesible), el foco debe estar en cómo aseguramos en las organizaciones que, cada empleado clave, es capaz de cambiar y desarrollar sus capacidades.
¿Qué te parece?