Recuerdo hace unos años una entrevista curiosa. En ese caso, además, estaba con mi cliente interno – era una entrevista más decisiva de lo normal, porque aparte de RRHH también había otras dos personas, el que iba a ser el jefe directo del puesto vacante y otra persona del mismo departamento.
Empezamos la entrevista. El chico en cuestión aparece bastante nervioso. No pasa nada, lo entendemos, no cada día tienes una entrevista con 3 personas. Buscamos un responsable de ingeniería. Este candidato tiene mayoritariamente experiencia en otras cosas, pero también ha tocado temas de ingeniería. No sé cómo se ha preparado la entrevista este chico, ni quién le ha ayudado. Pero, en vez de resaltarme todo lo que ha hecho en ingeniería y hablar un poco más de eso, se dedica a contarme todas las bondades de las otras cosas que ha hecho (¿pero tú te las leído lo que estamos buscando?).
Viene la parte de personalidad. Me encanta. Pero… candidatos: ¿no sabéis que SIEMPRE preguntamos vuestros puntos fuertes y “de mejora” (por no decir “defectos”)? Le pregunto por los puntos fuertes y me dice que “es malo delegando y que se carga de trabajo”. A ver, concéntrate! Estás buscando trabajo. Si todavía no te he preguntado por cosas que haces mal, no me las digas!
Y nada, ya al final, yo estaba de los nervios. Si yo me preparo la entrevista, pienso que el candidato debería hacer, como mínimo, lo mismo. Y ya, directamente, con un tono un poco más agresivo de lo que suele ser habitual en mí, le pregunto: ¿Y si tienes tan poca experiencia en proyectos vinculados con el área de ingeniería, por qué crees que deberíamos escogerte a ti y no a otro candidato? (Reconozco que la pregunta se las trae).
Y me responde: “No sé”. Y mira hacia abajo.
Alucinante.
Haces bien en alucinar … y es que, a veces, no es para menos. Una persona que no se prepara para una entrevista profesional que puede ser importante para su futuro, ¿para qué más tampoco se está preparando? Pues, así, “a bote pronto”, no se está preparando para anticipar dificultades, asumir responsabilidades, afrontar lo inesperado con entereza y cintura, aprender a moverse en nuevos entornos y en cambios de escenario, vender sus ideas a los demás, persuadir, influir, motivar y desarrollar lazos de confianza, … y una pila más de cosas que le serán imprescindibles para triunfar en cualquier actividad profesional y ser feliz con su trabajo sin dejarse “comer” por los devenires del entorno. ¡En fin, míralo Maite desde este punto de vista: qué fácil te puso tomar la decisión sobre su pase o no a la siguiente fase del proceso de selección! La lástima es que puede que se quedara sin el trabajo y aun se esté preguntando por qué no le cogieron a él …
Exacto! El tema está en que quizás no se dio cuenta de lo que hizo mal. Y claro, a mí se me hace difícil dar según qué feedback… le podría decir “una” cosa que hizo mal, pero no todas! Pienso que cuando uno busca trabajo se lo tiene que tomar en serio… y si no sabe, pedir consejo. Seguro que hay gente alrededor que puede ayudar.
Gracias como siempre por tus comentarios! Muy interesantes!