Realmente, una de las cosas más poderosas que existen es la posibilidad de hacer de “espejo” de alguien. “Espejo” figurado, claro. Un espejo que refleja exactamente lo que ves, ni más ni menos, sin añadiduras ni opiniones, sin engrandecer ni empequeñecer. Éste es el trabajo del coach.
El hacer de espejo es tan poderoso que, a veces, incluso el coach se puede llegar a sorprender de los efectos. Una persona explica su problema, está en la situación, explica lo que hace, cómo lo hace,… y de repente, desde fuera “se ve” de una determinada manera. Y esto es lo que se transmite. Y desde fuera, muchas veces las situaciones se ven radicalmente distintas. No hay emociones, no hay historia, no hay resentimiento ni ideas preconcebidas. Simplemente está un hecho, unas emociones, una manera de contar… y lo que el coach hace es “explicar” lo que está viendo. Hace de espejo de la situación.
Muchas veces el mismo coachee se sorprende. “Yo he dicho eso?”…. “y he puesto mala cara cuando he contado la relación esa?”, “no me he dado cuenta que estaba sonriendo”, …. y tantas otras cosas.
Por eso, cuando las situaciones son complicadas y te ves inmerso en un momento de cambio, de decisión, donde todo parece muy difícil, es bueno tomar perspectiva. Si no puedes hacerlo solo, pide ayuda. Que alguien vea la situación desde fuera y te la explique a veces, aligera las cosas. Te ayuda a ver las cosas distintas e, incluso, te puedes dar cuenta de algunas cosas sobre ti que no sabías.
Busca un espejo donde mirarte…