Hace tiempo que tengo pensado escribir sobre estas dos palabras, fluir o luchar. Verdaderamente cada vez más pienso que “fluir” es una palabra mágica. Fluir significa dejarse llevar, disfrutar, sentir, hacer las cosas que quieres, sin más, saber que estás en el buen camino, disfrutar, valorar cada momento, valorar cada palabra, emoción… en definitiva, vivir en su máxima expresión. Estar agradecido por todo lo que nos pasa, aprender de las dificultades, dar gracias por los buenos momentos…
¿Cuántas personas conocéis así?
Conozco muchas más que “luchan”. Para empezar, luchan “contra otros”. Contra un jefe que no les gusta, contra la empresa, se quejan del sistema, se quejan de la crisis, se quejan de cosas que no están a su alcance y que no pueden cambiar. Luchan contra todo y todos. Y, lo que es más importante, luchan consigo mismos. Luchan porque no están bien, porque lo saben, lo reconocen, lo tienen identificado pero… sin embargo, prefieren seguir en la lucha, interna, día tras día. Se desgastan, van perdiendo su energía y sus ganas, su optimismo… van apagando su propia llama…
Y… ¿para qué?
¿Y tú? ¿Qué prefieres, fluir o luchar?
Hola Maite! Desgraciadamente nos han inculcado en nuestra cultura que para conseguir las cosas hay que esforzarse mucho. Y este “esfuerzo” algunos lo han entendido como sufrir, lforzar las cosas, perseguir y repetir a pesar de no obtener resultados. Y nos hemos de dar cuenta que no hay que esforzarse para ir a buscar las cosas, sino estar abierto y fluir y las cosas te buscan a ti. Cambio total de paradigma.
Totalmente de acuerdo!!! Sí estoy de acuerdo que también tiene que haber algo cultural en esto… Gracias por tu comentario!
Yo creo que el fluir tiene que ver mucho con ser y sentirse libre. El problema no es el esfuerzo, que es imprescindible, sino cómo canalizamos el esfuerzo, dónde ponemos las energías y salir de los corsés que tanto modulan y encasillan nuestros comportamientos. Cuando viajas te das cuenta de lo atrasados que estamos en ésto y de que en otras culturas-sociedades no tienen miedo a fluir. Un saludo
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“Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no pueden ser cambiadas, fortaleza para cambiar las que sí pueden ser cambiadas y sabiduría para diferenciarlas”.