Ya tengo varios casos “de nota”. Por llamarlo de alguna manera. Son varios casos de “demoliciones de motivación”, como lo he llamado en algún posting anterior.
Y es que, a veces, los jefes son la monda.
Tengo un amigo que se dedica a buscar proyectos en el área de consultoría. Su jefe le dijo: “tú, tira millas”. O sea, tú, búscate la vida para encontrar proyectos. Y así lo hizo. Es la persona más entregada que conozco. Me ha llamado mil veces para pedirme contactos. Cuando hablo con él, si le cuento que he estado en no-se-qué curso, me pregunta que “con qué empresas”. Él siempre está pensando en su trabajo y sus objetivos. Desde este punto de vista, es un trabajador ejemplar. Se había currado mucho el tema. Meses detrás de un contacto en una empresa de un sector que le interesaba. Ya había preparado la presentación que iba a hacer. Tardó 10 días en hacerla. Evidentemente, 10 días con sus noches. Su mujer se despidió de él durante esos 10 días. Pidió opiniones al equipo, no quería equivocarse. También lo compartió con sus amigos. Era el contacto de su vida. Si esto salía bien, su bonus iba a ser… simplemente, escandaloso!!! Preparó incluso su email de presentación. Se fue a ver un buen amigo suyo, experto en comunicación, y se preparó el primer contacto. No podía fallar. Lo tenía todo a punto. Y, un día, alguien le dio por fin el nombre de la persona que contactar, la que le compraría el proyecto.
Ya está… !!! A por todas! Pensó….
A por todas?
Lo habla con su jefe. Y el jefe le contesta… “ah, no,… esa empresa la llevo yo directamente”…
No comments.
Desgraciadamente, estas situaciones se dan bastante a menudo. Puedo llegar a entender lo que debió sentir tu amigo en el momento en que su Jefe le dio esa respuesta.
Un caso parecido le sucedió a un amigo. Estuvo durante mucho tiempo intentando conseguir que un organismo público le devolviera un dinero de unas gestiones que se habían hecho anteriormente y que daban derecho a unas bonificaciones. Recuerdo que me lo contaba con una ilusión por si lo conseguía inexplicable. Finalmente, después de muchísmo tiempo, de muchísmos nervios pasados, lo consiguió. Consiguió que le devolvieran aproximadamente unos 30.000€. Él, como es normal, se lo comentó a su Jefe. ¿Y que hizo el Jefe? Mandó un correo electrónico al Director General informando de lo que se había conseguido sin mencionar realmente a la persona que lo había llevado a cabo. Y como es normal, todas las felicitacions ya os podeis imaginar a quien iban dirigidas…
En fin, no comments.
Efectivamente, esto también pasa mucho. A ver quién se pone la medalla. Este es otro tema para mi blog. Sobre lo de trabajar con ilusión y luego que te “chafen la guitarra” también es bastante típico. A ver si vamos mejorando la comunicación en las empresas… cambiarían muchas cosas.
Muchas gracias por tu comentario! Muy interesante.
Desgraciadamente existen los jefes que son hooligans de desmotivar a la gente. Parecen no darse cuenta de que a veces el hecho de sentirse alguien valorado en la empresa y que se le premie el esfuerzo comporta motivación y esta en algún momento siempre acaba dando rendimiento. No todo es un salario sino que el sentirse bien dentro de la estructura de empresa afecta y mucho la motivación.
Yo reconozco que evidentemente trabajo para y por dinero, como todos porque a final de mes se han de pagar las facturas hipotecas etc… Pero mis cambios de trabajo tan solo en una ocasión han sido motivados por conseguir mas dinero y he de decir que no me salio bien, el resto siempre han sido por desmotivación y buscar nuevos retos o por estar en una empresa en la que me sentia a disgusto por la propia forma de funcionar de esta.
Si algo tengo claro es que en el futuro jamas cambiaré por algo mas de dinero únicamente, no volveré a cometer ese error, sino que valoro cada vez mas aspectos como el conocer a las personas que llevan el proyecto y saber que voy a sentirme bien trabajando con ellos.
Bastantes horas que no se pasa uno en el trabajo como para estar a disgusto!!
Totalmente de acuerdo. Pasamos más de la mitad de la vida en el trabajo, hay que tomárselo en serio. De hecho, uno de mis siguientes postings va de la negociación salarial. Y efectivamente no todo es el dinero. La calidad de vida (profesional) también tiene un precio. A veces nos olvidamos de valorarlo…